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22 jun 2009

EL CONDOR, áve emblemática.

El cóndor andino es una especie que se encuentra en peligro crítico de desaparecer del Ecuador, el más imponente ave de los Andes americanos es el Cóndor (Vultur gryphus) que pertenece al orden de los Falconiformes y a la familia Cathartidae cuyos miembros son caracterizados por alimentarse casi exclusivamente con carroña. El Cóndor es un ave grande monógama y sedentaria con ciertos hábitos nocturnos. Su cabeza es desnuda de plumas y el macho se diferencia fácilmente de la hembra por su cresta o carúncula que lleva sobre la frente y parte del pico; además el macho es de mayor tamaño y tiene el iris del ojo de color marrón amarillento mientras que el de su compañera es rojizo; su visión es realmente extraordinaria.

Su pico es recio con gancho apical y bordes cortantes; tiene un voluminoso buche que destaca al llenarse; tiene patas bastante robustas, dedos fuertes pero con uñas romas relativamente débiles. Su plumaje de joven es de color pardo ocráceo y de adulto es por lo general de color negro azulado y ostenta un collar de plumón blanco y grandes manchas también blancas en los extremos de las alas.

Un macho adulto puede llegar a pesar unos 12 kilos y medir desde el extremo del pico al extremo de la cola 1.30 metros; su envergadura en vuelo puede alcanzar 3.50 metros y volar sobre unos 7000 metros de altura y en condiciones climáticas favorables mantener el vuelo durante cierto tiempo a unos 55 Km/hora.

No tiene grandes músculos pectorales, es por ello que sólo mueve sus alas cuando le resulta necesario, es decir al remontarse, posarse o en casos de emergencia; sus largas y anchas alas hacen que pueda volar como un planeador aprovechando diestramente las corrientes de aire.
La hembra incuba sólo una vez al año uno o dos huevos de color blanco que deposita en depresiones sobre la roca casi desnuda y se turna con el macho para empollarlo entre 54 y 58 días; el polluelo tarda bastante en desarrollarse y permanece en el nido unos seis meses, después de ese lapso depende aún de sus padres por otro medio año, ellos le buscarán alimento y ayudarán a comer. El cóndor se alimenta especialmente de carroña y muy esporádicamente podría atacar y matar animales recién nacidos, heridos, enfermos o exhaustos; el cóndor no es depredador feroz ni agresivo y tiene una asombrosa capacidad para resistir el hambre y la sed, puede pasarse hasta un mes y medio sin comer al tiempo que conserva su vigor.

Además, es sabido que esta ave gregaria puede alejarse centenares de kilómetros lejos de su lugar de residencia habitual en busca de alimento, suele comer hasta el hartazgo, a tal punto que después de sus comilonas padece dificultades para volar.

Se tienen pruebas de que en cautiverio un cóndor puede llegar a vivir unos 85 años y superar el siglo en estado salvaje. El cóndor es encontrado principalmente en los Andes desde Venezuela y Colombia hasta la Tierra del Fuego al sur de Chile y Argentina; desafortunadamente hoy es una especie en peligro de extinción.

Algo que es desconcertante en la vida del cóndor es su muerte que de acuerdo a la tradición se debe llevar a cabo de un modo realmente peculiar: al final de su larga vida el cóndor se siente cansado y un tanto débil de fuerzas, cree que su vida ya no tiene sentido por lo que opta por el final preferido por su raza y practicado por milenios, decide su suicidio para lo cual remonta vuelo y trata de alcanzar una altura bastante grande para luego descender en picada a una velocidad extraordinaria y finalmente estrellarse contra la faz rocosa de una montaña, dando así fin a una centuria de reinado en los cielos andinos.
La nariz del diablo (ALAUSI) ha sido su hogar desde epocas ancestrales, esta montaña, para los aborígenes del sector, los que viven en la comunidad de Nizag, siempre fue considerado como un lugar sagrado. Se le conoce con el nombre de “Cóndor Puñuna” que traducido al español, quiere decir “Donde duerme el cóndor”. En verdad todas estas altas montañas eran el refugio silvestre de estas majestuosas aves que embellecían los riscos andinos.
Cóndor Puñuna
PISTISHI

12 jun 2009



s

6 jun 2009


Travesía por el centro del mundo

Conocer Ecuador es resumir a una travesía por el centro del mundo, tenemos historia, tradición, cultura-ancestral, valores, pero qué nos falta, difundir y revalorar, retomar lo antiguo lo que parece que no regresa, lo que regresa en la mirada de los ancianos, esto es quizá lo que estamos llamados como habitantes a conservar y transmitir.

Si el sueño de García Moreno y Eloy Alfaro se puede decir que llegó a una "realidad", no es menos cierto que hasta hace medio decenio atrás el tren era sólo un recuerdo, una memoria y eso porque todavía las rieles estorban las calles de las urbes. Productos comunicacionales como el que se muestra a continuación, nos da una panorámica de que el antiguo sigue latente en medio de lo moderno.

La historia sigue guardada en los armarios de nuestros antepasados, hay mucho por hablar, la historia no la escriben los héroes, la siguen escribiendo los hombres simples, los que están en las esquinas, los que pasan desapercibidos quizá nunca salen en un medio impreso y televisivo, debemos estar conscientes de nuestra historia de la historia que cada uno vive y recrea.

Así, mediante un video en homenaje a los 100 años de la construcción del ferrocarril, y como camino inevitable las rieles, nos podemos dar cuenta todo lo que nos rodea sobre todo el país del que formamos parte. En un instante se ven lugares de la costa ecuatoriana y a sus habitantes que con todo gusto y cordialidad atienden al turista, a su mismo prójimo. En otro ángulo aparece el páramo andino, el campesino, lo típico de nuestro paisaje andino, no sólo que son miles de manos instalando los rieles sino que vemos la riqueza terrenal en la que hemos llegado a conformarnos como una Nación.

Aventurarse no es tarea de años, aventurarse es un instante, es quizás no pensar mucho y actuar, es cuestión de decisión, y eso es lo que caracteriza a los siete ciclistas. Algo importante que rescató del video es la diversidad de testimonios de personas, de rostros que hablan del mismo tren, siendo éste un referente del tiempo actual, una novedad que trajo beneficios.

A lo largo de los años el tren ha construido un sentido social en los habitantes de los pueblos aledaños a la vía ferroviaria, como ayuda de transporte, como un mecanismo de intercambio de productos, facilidad de transportarse de un lugar a otro, es decir, el tren no sólo que ayudó y contribuyó al desarrollo de los pueblos también influyó en las generaciones venideras como un transporte que no debía faltar a la entrada y salida de cada pueblo.

¿Qué nos queda por pensar? Afortunadamente el nuevo gobierno ha retomado el sueño de Eloy Alfaro y se lo ha rehabilitado, lo importante es observar que el sueño y la labor de muchos hombres durante varios años ha quedado plasmada en el piso, en el camino en las montañas del Ecuador, además, ciertamente las ciudades han crecido y los significados culturales del verdadero tren hoy se han desbocado por lo turístico, tenemos que conservar y retomar el verdadero sentido del tren, como un transporte que favorece el progreso de nuestros pueblos andinos.

Por

Freddy Ayala Plazarte

Escritor