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16 mar 2009



Pedaleando y pedaleando bajo la majestad del viento: Edwin, Bongo, el Gringo, Schubert, Popín, Huguito, Carlos y el Pajarito nos visten de nostalgia y poesía mientras recorren las viejas vías del tren, vestidas de óxido y abandono, como SU homenaje al primer siglo de vida.

Pedaleando y pedaleando van, como testigos elocuentes de la presencia de la naturaleza -ingenua y misteriosa diosa de la vida- que danza generosa ante el camino del corazón, mientras las raíces han invadido espacios bajo la tierra, y los árboles, bajo el cielo; espectadores también del aislamiento del hombre, sucumbido en la desesperanza de los pueblos abandonados por la ausencia del ferrocarril, y que añoran sus leyendas de piel, neblina, lluvia, canción, y vanguardia.

Ves que los aventureros de ENROKATE, vestidos de sol y de luna a veces, de fuego y viento, otras, saben que el protagonista de la historia verdadera es el pueblo, y de rincón en rincón, van hurgando las entrañas de su sabiduría, para, generosamente acercarnos a sus testimonios, que casi siempre, suenan a sentencias: maestros, trabajadores, agricultores, artesanos, pequeños empresarios, obreros, artistas, estudiantes, y más, nos convocan a integrarnos a la auténtica realidad colectiva.

El concepto de la importancia del pensamiento de Alfaro, por encima aun, de la realidad del ferrocarril, nos queda rondando alrededor de nuestra indiferencia social. La cita de que el ferrocarril es el transporte más "barato, ecológico, turístico y masivo" surgido desde la intimidad de una mujer campesina, nos conmuve ....

Pedaleando y pedaleando, desde los pueblos costeros acogedores de Durán, Yaguachi, Milagro, Naranjito, Bucay y Huigra, van dejando la vía de helechos gigantes, para irrumpir sigilosamente en los vientos de Sibambe, en las azules montañas de Alausí, en las luchas libertarias de Columbe, en los páramos silenciosos de Tixán y Palmira para luego arribar a Riobamba hospitalaria guardiana perpetua del viejo sabio Chimborazo; pedaleando y pedaleando llegan a Urbina, fumando su humedad de plantas nativas, que invita a descansar en la antigua estación del Ferrocarril; y luego arriban a Mocha y Cevallos, Yambo, Salcedo y Latacunga, Toacaso, Machachi y Tambillo, protegiendo de pie, al Cotopaxi.

Pedaleando y Pedaleando 446 km, egan a Quito, a la legendaria estación de Chimbacalle, con un bagaje de experiencias de vida que hoy nos comparten; con sudor y polvo en sus zapatos, evocaciones en sus huesos y en su memoria, con expres'ones de satisfacción ante la misión cumplida, con nuevas propuestas sordarias, ilus'o es humanas y más respeto a la Pachamama.

Gracias a ustedes, amigos de ENROKATE, compañeros de esta aventura que hoy todos los presentes en este evento, la asumimos como elemento simbólico de que la mejor forma de hacer palmca, es abriendo las puertas, en el mismo camino, en donde otras, os las cierran.

POR

Sylvia García

ESCRITORA